Los mercados de México son lugares fascinantes si abrimos bien los ojos al recorrerlos. Las texturas, aromas, sabores y sonidos de nuestros mercados, nos llevan a través de un micro universo que no sólo alimenta nuestros sentidos, sino nuestra memoria enraizada a los productos que nos dan identidad como el maíz, el chile, el chocolate, la vainilla, el aguacate, que forman parte de un extenso etcétera que abre el apetito.
Fuente: Foto: Alejandro Linares García/ Wikipedia/ CC BY-SA 3.0
Mención especial merecen los tianguis, también llamados “mercados sobre ruedas” en la Ciudad de México, herederos de la tradición de los comerciantes del México prehispánico que llegaban hasta el mercado de Tlatelolco a vender sus mercancías a los habitantes de Tenochtitlán.
Si hablamos de tianguis, hay uno que merece mención especial, y es el de Tlacolula, Oaxaca donde aún podemos conectarnos con estas antiguas formas de comercio prehispánico que sobreviven entre los vientos huracanados de la modernidad.
Una visita a este mercado dominical regocija todos los sentidos y es una oportunidad envidiable para dejarse envolver por el mundo indígena zapoteca a través de su lengua, sus costumbres, y el vaivén de sus productos. Vivir este tianguis es como meterse en una máquina del tiempo que te dejará con recuerdos memorables de tu paso por Oaxaca.
Por cierto, si vas tempranito al mercado de Tlacolula, detente en sus puestos a desayunar una suculenta taza de chocolate espumoso acompañado del famoso pan de yema; un desayuno simple, pero generoso y sabroso. Y para continuar tu viaje por las maravillas oaxaqueñas, no te pierdas nuestro guía con los 10 sitios imperdibles para cualquier viajero en Oaxaca