Dicen que de la vista nace el amor, pero si no cuidamos de él, después de un tiempo viene el desencanto. Eso mismo ocurre con la ropa; cuando es nueva la amamos hasta que el desgaste y el mal uso que le damos la hace lucir vieja, como si la hubiéramos comprado hace más de cinco años aunque no tengamos con ella ni seis meses.
Para que esto no te ocurra y mantengas tus prendas con el mismo brillo que te enamoró cuando las viste en el aparador, aquí te ofrecemos cinco tips que te ayudarán a prolongar la vida de tus prendas y de paso a cuidar tu bolsillo.
Fuente: Imagen: Michael Pereckas / CC BY 2.0 /Flickr
Lavado
Uno de los principales motivos que causan decoloración y desgaste en los tejidos de la ropa es el lavado inadecuado.
No uses detergente ni suavizante en exceso ya que puede manchar tus prendas; procura lavar la ropa nueva en agua fría, eso acentuará su color y evitará que se decoloren demasiado en las siguientes lavadas.
No es suficiente separar la ropa blanca de la de color antes de ponerla en la lavadora. También debes seleccionarla de acuerdo al tipo de tela, por ejemplo, lava por separado los jeans, las toallas y edredones, de la ropa delicada como blusas, vestidos, camisas y playeras, así le podrás asignar un ciclo de lavado correcto a cada prenda sin maltratarla.
En el caso de las toallas, puedes lograr que se mantengan suaves y esponjadas si las dejas sumergidas en agua salada una noche antes de lavarlas. También es recomendable que las tollas nuevas se laven con agua tibia antes de utilizarlas para que no te cueste trabajo secarte con ellas al estrenarlas.
Este mismo método de agua con sal también funciona para que prendas como los jeans no se destiñan después de la primer lavada.
Procura lavar la ropa al revés, así evitarás que se decolore demasiado y en el caso de que tu ropa blanca se torne amarillenta, un remedio casero es sumergirla en una cubeta con agua y tres cucharadas de bicarbonato una hora antes de meterla a la lavadora.
Tampoco satures tu lavadora con ropa, pues eso ocasiona que las prendas friccionen demasiado unas con otras y que el detergente acumulado en los tejidos no se disuelva correctamente si no hay un flujo de agua adecuado.
Secado y planchado
Es preferible tender la ropa al revés para evitar que el sol la decolore o dejar que seque a la sombra. Pon a secar las camisas, blusas y vestidos colgados de un gancho o percha de plástico, así no las arrugarás ni dañaras usando las típicas pinzas de tendedero.
Cuando planches la ropa siempre utiliza el vaporizador de la plancha o rocía un poco de agua con un aspersor sobre la tela. La humedad ayudará a que el calor de la plancha no sea tan agresivo con los tejidos y los colores, además de que te ayudará a borrar las arrugas mucho más fácil.
Si estas de viaje y no tienes como planchar tu ropa, un buen truco es colgar la ropa dentro del baño al momento de ducharte, así, el vapor se encargará de eliminar la mayoría de las arrugas.
Y para que los pantalones del traje o los vestidos no te queden lustrosos al plancharlos, cubre la tela con un par hojas de periódico y plancha así tu ropa.
Guardado y doblado de la ropa
Si vas a colgar tu ropa procura que las perchas o ganchos no sean de madera ya que a la larga pueden marcar tu ropa con manchas de barniz.
Cuando dobles la ropa procura que el dobles sea por las costuras, eso hará que no se arruguen demasiado y que el planchado sea mucho más fácil.
Mantén tus vestidos y trajes libres del polvo cubriéndolos con una funda protectora o con un plástico de tintorería.
Libera tu ropa de pelusas pasando suavemente un rastrillo sobre la tela.
Pon unas ramitas de lavanda dentro del armario para evitar las polillas y los malos olores en las prendas. También puedes rociar con un poco de perfume sobre un trapo limpio y dejarlo dentro del armario para usarlo como desodorante.